PREGON DE SEMANA SANTA - MURCIA 2013

Para mí es un honor pregonar, hacer resonar y anunciar la Semana Santa de Murcia, llena de belleza y esplendor que conmemora los Sagrados Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Quiero en primer lugar, expresar mi más sincera gratitud al Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia, por nombrarme pregonero de esta Semana Santa 2013; es un regalo que no merezco. Cuando su presidente, D. Antonio Ayuso me llamó para comunicarme la elección, me quedé muy sorprendido, a la vez que agradecido. Siempre he sentido un gran amor por la Semana Santa y sus desfiles pasionarios.

Puedo decir que mi historia, la de mi mujer e hijos, está llena del amor de Dios; en ella he tenido éxitos y fracasos según convenía de parte de Dios para mi purificación y santificación. Creo en un Dios que habla en la historia, a través de los acontecimientos de cada día, que todo lo permite para nuestro bien, aunque muchas veces no lo entendamos. A pesar de mis pecados, Dios ha estado grande conmigo y con mi familia y puedo decir que todo lo ha hecho bien en mi vida.

Siempre he vivido intensamente la Semana Santa desde niño, para mí, es la fiesta más grande del año junto con la Navidad. Me impresiona ver como en Murcia se vive con profunda piedad la Semana Santa. En esta cuaresma, ha sido una experiencia maravillosa  vivir, con mi esposa, todos los actos celebrados por las Cofradías en  las diferentes parroquias a las que hemos asistido acompañados siempre por el Presidente del Cabildo, el Vicepresidente y el Nazareno del Año.

Merece la pena vivir los distintos actos que se celebran durante la Cuaresma, en Murcia (Vía Crucis, Triduos, Quinarios, Besapiés, etc.), pues son una verdadera preparación espiritual, para vivir la Semana Santa en plenitud.

Quién no se emociona contemplando, por ejemplo, al Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy, en la Iglesia del Carmen, que traspasado en su costado por la lanza, derrama su sangre por toda la humanidad. “Cristo es el más bello de los hombres, de cuyos labios se derrama la Gracia” (Sal 44). La gracia que se derrama en sus labios expresa la belleza interior de sus palabras y la grandeza de su testimonio. Decía el Card. Ratzinger, en “Caminos de Jesucristo”, que Jesucristo fue herido por la flecha de la belleza, de amor por nosotros.

Decía también Dostoievsky: “la belleza nos salvará”, se refería a la belleza redentora de Cristo.

Deseo que este pregón, sea una expresión de la Belleza del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, desde mi experiencia de fe y vivencias de nuestra Semana Santa; y que permita captar la belleza y el atractivo de aquellas virtudes cristianas que nos dispongan a hacer el bien.

LA BELLEZA SALVARÁ AL MUNDO.

1. De la Belleza a la Fe

Necesitamos recuperar el sentido verdadero de la Belleza en todos sus ámbitos, y perspectivas. La Semana Santa, en su sentido último, va necesariamente ligada a la capacidad de admiración del ser humano por lo bueno, lo armónico, lo profundo y esencialmente, lo bello de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, expresado por las manos de aquellos artistas que supieron percibir y plasmar sus vivencias.

La naturaleza de la Fe está asentada en la expresión de la belleza del ser humano; cuando éste comprende y encamina todos sus sentidos hacia quien, con gesto de magnanimidad y amor extremo, lo ha creado: ¡Dios mismo!, sólo entonces es capaz de percibir las maravillas de su Belleza.

Pero ¿qué relación hay entre belleza y fe?, ¿puede la admiración de una obra bien esculpida, o una imagen o un soneto, hacer resonar en el interior del alma algún desprendimiento de Fe viva?, ¿es la Fe un camino para percibir lo Bello que hay en el ser humano o en el mundo? Afirma Pablo VI: “no es fácil alcanzar la belleza si en medio no existe la Fe como finalidad de la búsqueda del corazón”. El corazón del hombre busca a través de la Fe una respuesta a sus inquietudes; la belleza asoma de manera sigilosa y presuntuosa a través de sus obras, indicando que puede existir algo eterno, único, armónico, que salva y da la Felicidad al hombre. ¿Cómo puede la belleza formar parte del proceso de conversión del Hombre?, ¿puede ayudar realmente a su Salvación?

Como afirma Benedicto XVI “La belleza impresiona, pero precisamente así  recuerda al hombre su destino último, lo pone de nuevo en marcha, lo llena de nueva esperanza, y le da la valentía para vivir a fondo el don único de la Existencia”.  ¡La Belleza en definitiva ejerce una llamada efectiva a la Fe del corazón del hombre a abrirse y dinamizar su proyección hacia algo grande que está por llegar!

El hombre “creado a imagen de Dios” (Gen 1,26), expresa también la verdad de su relación con Dios Creador, mediante la belleza de sus obras artísticas. El arte, en efecto, es una forma de expresión humana, que expresa una sobreabundancia gratuita de la riqueza interior del ser humano. Podríamos decir que entraña cierta semejanza con la actividad de Dios en la creación, pues la belleza de la creación refleja la infinita belleza del creador.

El arte sacro verdadero, como el de nuestra Semana Santa, debe llevarnos a la adoración, a la oración y al amor a Dios, Creador y Salvador.

Los cristianos veneramos respetuosamente las imágenes y su belleza, por lo que representan, pues solo adoramos a Dios.

2. Belleza y Esperanza

Como dice el Beato Juan Pablo II en sus comentarios al Salmo 44: “La belleza no es un fin en sí misma… hay que armonizar la belleza con la bondad y la santidad de vida para que resplandezca en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo”. Vemos en esta expresión de Juan Pablo II, una llamada a la Verdad de la Belleza: la esperanza como fin de la belleza, y la belleza como medio hacia la esperanza de un rostro luminoso de un Dios vivo, resucitado, que ha sabido sumergirse en la tierra.

Igualmente vemos que esta conexión entre Belleza y Esperanza viene necesariamente empujada por el deseo profundo del hombre de Eternidad, de vivir para siempre.

Pensemos por un momento en la escalofriante escena captada por Salzillo en la Oración en el Huerto… hay una situación de profundo desgarramiento por parte de Jesucristo… el mismo Hijo de Dios cuya mirada radiante de esperanza se ve momentáneamente oscurecida porque va a ser entregado… San Juan, San Pedro y Santiago duermen profundamente aislados del sufrimiento que padece por dentro el Salvador. ¿Dónde reside la grandeza de esta escultura?, ¿acaso en el bello rostro de un ángel que representa la bondad y belleza absoluta de la carne y perfección de un ser humano?, ¿quizás la armonía de la escena recreada por la disposición triangular de la misma?… La belleza de esta escena reside en la ESPERANZA transmitida por el Ángel a Cristo, cuyo sentido refleja la maravilla de la Salvación. Así reafirmaría San Pablo en su Carta a los Romanos: “gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración”, y también: “Animaos unos a otros mientras dura este hoy”.

Decía Platón que “La potencia del Bien se ha refugiado en la Naturaleza de lo Bello”. Igualmente Aristóteles veía la belleza como “orden, simetría y definición”. Son muchos los malentendidos que la percepción de la belleza ha originado en el ser humano; un deseo de alcanzar cosas de modo desordenado. La búsqueda de la belleza eterna ha confundido a muchos con el querer la belleza como un fin en si mismo, sin captar el sentido de puente hacia la eternidad y el bien común de la misma. Para Juan Pablo II en su espléndida Carta a los Artistas (1999) precisamente en la Pascua de Resurrección del Señor decía: “La belleza es en un cierto sentido la expresión visible del bien, así como el bien es la condición metafísica de la Belleza….”. A los griegos les faltó conocer que esa belleza y orden que buscaban ansiadamente era nada menos que una llamada a la Salvación Eterna, cuyo cumplimiento vemos por fin reflejado esta Semana Santa en la Pasión, Muerte y Resurrección en la Cruz del Señor. No sabemos valorar lo que en su momento han ansiado miles de filósofos, historiadores, políticos… toda la humanidad… como dice San Pablo:sabemos que toda la creación gime hasta el presente sufriendo con dolores de parto”, nosotros también gemimos en nuestro interior aguardando la liberación de nuestro cuerpo…”porque si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Rm 8, 22.25).

Es pues necesario recuperar la conexión que hay entre Belleza y Esperanza. Porque nuestra salvación está relacionada con la Esperanza. De cara a esta Semana Santa, donde parece que la Fe ha sido dañada por la trilogía nihilista permisividad-narcisismo-materialismo, ¿cómo podemos recuperar la Fe y la Esperanza de la que hablamos a través de la Belleza?

3. Contemplación para alcanzar Amor: la belleza del sufrimiento.

Existe una belleza escondida en el sufrimiento y el combate espiritual de quien realmente quiere recuperar su Fe. Muchas personas vuelven a la Semana Santa porque todavía esperan recuperar un “sentimiento”, una “respuesta” a su historia, a su situación de paro, a la muerte de un familiar… en definitiva, al SUFRIMIENTO. El psicoanalista Viktor Frankl, autor de “El Hombre en busca de Sentido” le cuestionaba a una de sus pacientes desesperanzada, que estaba a punto de morir tras una larga enfermedad y que no entendía su sufrimiento: “¿No puede también el sufrimiento ser una prueba?, ¿no puede ser que Dios haya querido ver como usted es capaz de soportarlo?”(La presencia Ignorada de Dios, 1974). Es una de esas preguntas que todos nos hacemos cuando nos acercamos llenos de lágrimas a Cristo en este periodo penitente: ¿por qué este sufrimiento?, ¿por qué esta situación?… ¿puede existir un secreto, una belleza escondida dentro del sufrimiento y el combate existencial de la vida? Solo desde la fe, podemos dar respuesta al sufrimiento.

Existen casos de personas que, hundidas en su hastío de vida, han perdido la capacidad de admirar las obras de nuestras Cofradías que desfilan públicamente por las calles de Murcia, y por tanto no hay capacidad de reorientar el sentido estético de la vida, el sentido de vivir. No hay que perder la esperanza porque todavía existe una última vía para, a través de la Belleza, alcanzar la esperanza: la contemplación para alcanzar amor. ¿Cómo? Por un lado a través de los sentidos, por otro, volviendo a la vía de los Sacramentos.

San Ignacio de Loyola afirma en sus Ejercicios Espirituales que es necesaria la Contemplación para alcanzar el amor. Dice que “Primero conviene advertir en dos cosas: La primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras. La 2ª, el amor consiste en comunicación de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene o de lo que tiene o puede, y así, por el contrario, el amado al amante”. El amor es pues el fin de la contemplación de Jesucristo, imitar su vida y sus obras, porque, siguiendo a San Agustín ninguna cosa habría bella, si no hubiese recibido de ti la hermosura”. Contemplar las obras de nuestra Semana Santa, detenernos a gustar y sentir internamente lo bueno que hay en la creación, la grandeza del don de la Vida, es una vía necesaria para recuperar la Fe y la esperanza en Jesucristo

Por otro lado, recuperar los sacramentos y la vida litúrgica en la Comunidad de la Iglesia es indispensable para entender la Belleza de la Fe y el sentido por tanto de la Semana Santa. Tal y como se afirma en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI: La verdadera belleza es el amor de Dios que se ha revelado definitivamente en el Misterio Pascual. La belleza de la liturgia es parte de este misterio; es expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. El memorial del sacrificio redentor lleva en sí mismo los rasgos de aquel resplandor de Jesús del cual nos han dado testimonio Pedro, Santiago y Juan cuando el Maestro, de camino hacia Jerusalén, quiso transfigurarse ante ellos (cf. Mc 9,2).” Es pues la conexión de los sacramentos a través de la Belleza de la Liturgia lo que nos permite volver a enraizar nuestro tallo corpóreo en el rico huerto de la Iglesia. Si no confesamos, si no comulgamos, si no vivimos frecuentemente estos sacramentos es imposible esperar en recuperar este espíritu contemplativo que nos da alcance al mismo Dios hecho hombre, pues nos facilita el encuentro con la persona de Cristo.

 

SENTIDO DE LA CUARESMA

Os recuerdo hermanos, que aún estamos en tiempo de Cuaresma, que se inicia el Miércoles de Ceniza, día de penitencia, en la que el sacerdote, al imponernos la Ceniza, nos recuerda que somos polvo y en polvo nos convertiremos, y también nos invita a convertirnos y creer en el Evangelio.

La Cuaresma, no es un tiempo litúrgico más, sino un camino de preparación que nos lleva a vivir intensamente el misterio central de nuestra fe, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo; es por tanto un camino que nos conduce a vivir la Pascua de Resurrección, fuente de vida para los cristianos. Cuarenta días dura la Cuaresma, cuarenta días estuvo Jesús en el desierto para ser tentado por el diablo: 40 años caminó el pueblo de Israel por el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida. Los israelitas celebraron el paso de la Esclavitud, a que les tenia sometidos el Faraón, a la libertad con la llegada a la Tierra Prometida.

Los cristianos celebramos el paso de la muerte a la vida, con el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado. La Cuaresma hermanos, y todavía estamos en ella, es un tiempo de llamada a la conversión; es Jesús mismo el que nos llama a la Conversión: “El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios está cerca, convertíos y creed en la Buena Noticia” (Mt 1,15),  o bien, “convertíos porque el Reino de Dios está cerca” (Mt 4,17).

La conversión implica un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, es volverse a Dios, es reconocer que somos pecadores y que nuestros pecados han llevado a Jesucristo el Hijo de Dios a la Cruz, donde ha muerto por nuestros pecados. La necesidad de conversión, nace como consecuencia de tener conciencia de pecado y de descubrir que el pecado nos aparta de Dios.

Cuando uno peca, el pecado nos deja en tinieblas, oscurece la mente, nos deja ciegos y nos aparta de Dios. Sin embargo, Dios no se aparta de nosotros, sino que nos sigue amando, nos perdona y nos invita a volvernos a Él que es todo Amor y Misericordia: “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados y Yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,28-30).

¿Realmente podemos los cristianos, sentirnos satisfechos cuando pecamos y nos apartamos de Dios? ¿Podemos vivir de espaldas a Dios? No, es imposible. Sin embargo, dice la escritura que “Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta de su conducta y viva”. Por eso, para convertirnos hay que creer en la Buena Noticia, ¿y cuál es la Buena Noticia?: “Que Dios nos ama inmensamente, que está enamorado de nosotros, que ha dado su vida por ti y por mí en la cruz, para que tú y yo podamos tener vida y “vida eterna”, y podamos ser felices. Sin Cristo es imposible la felicidad para el hombre, ¡mirad como está nuestra sociedad, por darle la espalda a Dios! El apóstol San Pablo, en 1Tim (2,4), dice: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad”, pues el conocimiento de la Verdad, transforma el corazón del hombre, ilumina el sentido de la vida, y lo arranca del egoísmo que genera miseria y muerte.

El Papa Juan Pablo II, en Centessimus Annus (46), dice que el hombre necesita vivir en la Verdad, para no perder el tesoro de la libertad y quedar expuesto a la violencia de las pasiones.

Solo Cristo, que ha vencido la muerte y el pecado, puede romper las ataduras que produce el pecado, que nos esclaviza y hace sufrir. Sólo Él puede hacernos libres para vivir, en la libertad de los hijos de Dios. “In libertatem vocati”, es el lema de nuestra Universidad. “Nuestra vocación es la libertad”

Dios nos invita a no dejarnos arrastrar por una sociedad que vive en un profundo “relativismo moral” y en la que todo vale; porque es mentira que la felicidad esté en tener dinero o poder. Mirad, hermanos, que el yugo del demonio es un infierno y el yugo del mundo una carga pesada. Dice San Pablo que “El cuerpo no fue creado para la fornicación, que es espantosa, sino para el Señor”. San Pablo nos recuerda que todos los bautizados en Cristo estamos llamados a ser templos del Espíritu Santo. Él quiere habitar dentro de nosotros, pero somos libres y siempre respeta nuestra libertad.

Cristo nos invita durante estos días que nos quedan de Cuaresma y de preparación para la Pascua, a que nos convirtamos, acudamos a Él, nos arrepintamos y confesemos nuestros pecados, para poder vivir una Semana Santa llena de gozo y alegría en Cristo Jesús.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VIERNES DE DOLORES

La Jornada del Viernes de Dolores, se inicia desde hora muy temprano en Murcia, con el último Vía Crucis penitencial, que se organiza desde la Catedral y procesiona por las calles de Murcia, la bellísima imagen del “Cristo de la Mirada”, al que durante años, se dio culto en el Monasterio de Los Jerónimos. Por la tarde, desfila la primera Cofradía, que inaugura la Semana Santa de Murcia; se trata de la Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, que cuenta con la venerada imagen de “Nuestro Padre Jesús del Gran Poder” de Nicolás de Bussy (S. XVIII). También destacan las imágenes de la “Virgen de los Dolores” y la del titular “El Santísimo Cristo del Amparo”, ambas de Salzillo.

SÁBADO DE PASION

En esta segunda jornada, Murcia se llena de ambiente nazareno con el desfile de dos Cofradías de reciente creación: por la tarde, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe, que tiene su sede en la Iglesia parroquial de San Francisco de Asís, de los PP. Capuchinos y en la que destacan la imagen del “Cristo de la Fe” (1954) y la de “Santa María de los Ángeles” (2007).

Por la noche, desde la Iglesia de Santa Catalina, desfila la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad, en la que figura la primera imagen datada de Salzillo de 1735 “María Dolorosa”.

 

 

DOMINGO DE RAMOS

En la festividad del Domingo de Ramos damos inicio en Murcia, a la Semana Santa, con un gran repique de campanas desde las torres de las iglesias, que avisan del inminente inicio de la procesión de la Pontificia, Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Esperanza y María Santísima de los Dolores y del Santo Celo por la Salvación de las Almas.

En esa mañana, las calles de Murcia se engalanan con grupos de nazarenos, vestidos con túnicas de color magenta, acompañados por bandas de música, que desfilan al son de alegres pasodobles.

A su vez en la Plaza de a Cruz, se lleva a cabo la ceremonia de bendición de palmas y ramas de olivo, tras la cual, se forma la procesión, que recorre el entorno de la Catedral y vuelve al interior del Templo por la puerta llamada delPerdón, para celebrar la Santa Misa.

Por la tarde, desde la Plaza de San Pedro, desfila dicha Cofradía que inaugura la Semana Santa. En ella destacan tres grandes obras de Salzillo de S.XVIII: San Pedro, María Stma. de los Dolores y el Stmo. Cristo de la Esperanza.

Para nosotros los cristianos, el Domingo de Ramos, como nos decía el Papa Juan Pablo II, abre la Semana Santa de la Pasión del Señor. Por medio de la Procesión de las Palmas, celebramos litúrgicamente la Entrada Triunfantey Mesiánica de Cristo en Jerusalén; mi mujer y yo con nuestros hijos la celebramos a las seis y media de la mañana desde el Convento de las Anas hasta la Parroquia de San Pablo, para a continuación celebrar la Santa Misa con más de 1000 catecúmenos, entre ellos cientos de niños que procesionan con sus ramos de olivo, y los adultos con la palma correspondiente.

Se trata de la Procesión litúrgica más importante de toda la Semana Santa (es la única procesión recogida en el ritual) y que culmina por la mañana, como ya he indicado, con una “Entrada Solemne” antes de la “Celebración” de la Eucaristía.

Esta procesión, es muy importante, pues se trata de acompañar a Cristo en su entrada Triunfante a Jerusalén que tiene un sentido glorioso, pues se refiere a la Jerusalén Celeste. No se trata de una entrada triunfal política, para liberar al pueblo judío de la opresión romana, sino que se trata de una entrada triunfal mesiánica con la que Jesucristo da cumplimiento a la ley y a todo lo anunciado por los profetas.

Según el Papa Benedicto XVI, de manera sorprendente, Jesús entra en la Ciudad Santa de Jerusalén, montado en un asno, en un pollino; impresiona, que el Hijo de Dios, el Mesías, no llegue a Jerusalén en un gran carruaje, como los grandes y poderosos de la tierra, sino que entra como el último. Dice el apóstol San Juan, que en un primer momento, sus discípulos se escandalizaron y no lo entendieron. Es después, de la Pascua, cuando comprenden, que Jesús, estaba dando cumplimiento al anuncio de los profetas: “No temas hija de Sión: Exulta de gozo Jerusalén, mira que viene tu Rey montado en un pollino de asno (Za. 9, 9) y proclamará la paz entre las naciones”(Za. 9, 10).

En primer lugar, el profeta, anuncia que el Mesías será rey de los pobres, pobre entre los pobres y para los pobres. Se trata de la pobreza referida a los ANAWIN de Israel, de las almas creyentes y humildes a que se refiere la 1ª Bienaventuranza del Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt. 5, 3), se refiere Cristo a todos aquellos que tienen necesidad de Dios para vivir, que no pueden vivir sin Dios. ¿Podemos, acaso, hermanos vivir sin Dios? No, es imposible, pues, “El hombre sin Dios, es un animal que perece” dice el Salmo; de igual modo, toda sociedad, que vive de espaldas a Dios, queda desolada y desorientada, ya que el oriente solo viene de Dios.

No olvidemos que uno, materialmente, puede ser pobre y a su vez tener el corazón lleno de afán de riqueza material y del poder que deriva de la riqueza.

La pobreza de la que habla Jesús, presupone ser libres interiormente, del afán de dinero, del afán de poder y del apego a las cosas de este mundo: “todo esto te daré si postrándote me adoras” (Mt 4, 9). Dícele Jesús “apártate Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y solo a Él darás culto” (Mt 4, 10). Frente a esta tentación la Iglesia, nos invita a la Limosna, que cubre multitud de pecados y también a amar a Dios con todas nuestras fuerzas, es decir, con todo nuestro trabajo y nuestro dinero, procurando hacer el bien. Dice Jesús que “nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6, 21).

Mi experiencia, como cristiano, me dice, que cuando nos apegamos a las cosas de este mundo y sólo anhelamos riquezas materiales, se endurece nuestro corazón, y esto nos impide escuchar la voz de Dios.

Según el Papa Benedicto XVI, necesitamos libertad interior para poder hacer la voluntad de Dios. Sabemos que Dios no nos exige nada por encima de nuestras fuerzas, pero “a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho se le pedirá más” (Lc 12, 47-48). No olvidemos, hermanos, que nada queda oculto a los ojos de Dios.

Cristo, en el Evangelio de San Lucas (Lc 12, 22-34), nos invita por un lado a no acumular riquezas y por otro al abandono total a la Providencia.

“Guardaos muy bien de toda codicia, porque las riquezas no garantizan la vida de un hombre, por muchas que tenga” (Lc 11,15).

Y en San Lucas (12, 22-32) le dice Jesús a sus discípulos: “No andéis angustiados por vuestra vida, pensando qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis, pues la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido, pues por todas esas cosas se afanan los paganos del mundo y vuestro Padre del Cielo ya sabe que tenéis necesidad de todas esas cosas. Buscad más bien el Reino de Dios y esas cosas, se os darán por añadidura << No temáis pequeño rebaño, porque a vuestro Padre, le ha parecido bien daros a vosotros su reino>>, dice Jesús.

En (Jer 17, 5-10) dice el Señor: “bendito quien confía en el Señor y pone su confianza en Él, será como un árbol plantado junto al agua, que no deja de dar fruto y cuanto emprende tiene buen fin”. También dice: “Yo el Señor penetro el corazón y sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones”.

Todos los cristianos, que queremos ir al encuentro del Señor, deberíamos preguntarnos: ¿qué esperamos de Jesús?, ¿por qué camino quiere guiarnos? ¿qué espera Jesús de nosotros?

En segundo lugar, el profeta, nos muestra, que este rey será un rey de Paz. En la figura de Jesús, esto se hace realidad, mediante el Signo de la Cruz. La Cruz es el instrumento, el arma poderosa, que Cristo pone en nuestras manos, como signo de reconciliación, de perdón, como signo de amor, de un amor que es más fuerte que la muerte. Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz, estamos llamados a no responder a la injusticia con otra injusticia, ni a la violencia con otra violencia, sino que debemos vencer el mal, a fuerza de bien, pero jamás devolviendo mal por mal. La cruz no es signo de negación de la vida, sino de salvación para el hombre; los cristianos somos herederos de una justicia nueva, superior a la antigua. En Mt 5,38-39, dice Jesús: “Habéis oído que se dijo, <ojo por ojo y diente por diente>, más yo os digo, <No os resistáis al mal>”. Y también, “Habéis oído que se dijo, <Amarás a tu prójimo y odiaras a tu enemigo>, pues yo os digo, <Amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre Celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos>”.

La Cruz, es el verdadero árbol de la vida, donde Cristo se dona a toda la humanidad, cargando con nuestros pecados. Nosotros los cristianos, no hallamos la vida apropiándonos de ella, sino donándola. Siempre hay más felicidad en dar que en recibir: éste es el camino que Jesús ha trazado, para construir un Reino de Paz al que todos nosotros estamos llamados.

La experiencia del Amor de Cristo, nos lleva a hombres y mujeres a renunciar a las comodidades de la vida y a ponernos totalmente al servicio de los que sufren, a hacer el bien a los demás, a suscitar la reconciliación donde haya odio, y a crear la paz donde reine la enemistad, a ser instrumentos de paz y concordia.

La procesión del Domingo de Ramos es, ante todo, un testimonio gozoso que damos de Jesucristo, en el que reconocemos el rostro visible de Dios, el rostro radiante del Padre.

 

 

LUNES SANTO

En la jornada del Lunes Santo, tiene lugar la procesión de la Real, Ilustre y Muy Noble Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, cuya salida tiene lugar desde la Iglesia parroquial de San Antolín. Se trata de una de las más antiguas procesiones de la ciudad, ya que sus orígenes se remontan a la Hermandad del Prendimiento fundada en 1600. Es una de las procesiones más populares de Murcia, siendo el Cristo del Perdón, uno de los más venerados en Murcia. Esta Cofradía, cuenta con más de 2.000 nazarenos repartidos en diez hermandades de estilo tradicional.

Cabe destacar la tradicional bendición de la Simiente del gusano de seda, piadosa costumbre, que se continúa realizando, el primer sábado de Marzo en el Convento de San Antonio “el Pobre”.

Sin embargo, el acto más importante de toda la mañana, es el “Descendimiento” del Cristo del Perdón, desde el altar mayor de la parroquia y su traslado en procesión, así como el solemne besapié que se realiza a continuación y al que acuden multitud de personas.

Las lecturas de la Santa Misa del Lunes Santo, son una invitación para meditar durante la procesión, sobre la lectura del profeta Isaías, referida al Primer Canto del Siervo de Yavéh (Is 42, 1-7) y sobre la lectura del Evangelio de San Juan (Jn 12, 1-11) que se refiere a la Unción de Jesús en Betania y que es un anticipo de la sepultura de Jesús; observemos como María, sentada a los pies de Jesús, escucha su Palabra, en el mismo lugar donde días antes, Jesús había resucitado a su hermano Lázaro; contemplemos también como mientras Marta sirve la cena, María, llena de generosidad derrama un perfume muy costoso sobre los pies de Jesús; quizás en gratitud por la resurrección de su hermano Lázaro.

También es digno de destacar la protesta de Judas: realmente, ¿qué le importaba a Judas, los pobres o sacar el máximo provecho por la venta de tan caro perfume? En el gesto de María, no cuenta el dinero, sino la generosidad, la gratitud y el amor. En cambio, para Judas, no cuenta para nada el amor sino el apego al dinero. Que Dios nos conceda a todos un corazón generoso y agradecido, y poner toda nuestra confianza en Él, como nos indica el Salmo Responsorial del día (Salmo 26):

“El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?

El señor es la defensa de mi vida ¿Quién me hará temblar?”

 

MARTES SANTO

En este día, procesionan por las calles de Murcia dos procesiones de estilo penitente, que desfilan de modo totalmente silencioso.

Por un lado, la procesión de la Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Esperanza, que sale y se recoge en la Parroquia de San Juan Bautista, y cuyo titular es una de las imágenes más veneradas de toda la Región de Murcia: “Nuestro Padre Jesús del Rescate”, de autor anónimo del s.XVII, y a cuyo besapie asisten miles de personas.

En esta procesión cabe destacar la rigurosa salida del sobrio y austero cortejo penitencial de la Esclavitud. Así como el emotivo encierro de la procesión, que tras pasar por el histórico arco de San Juan regresa a su templo parroquial, no sin antes contemplar con todas las luces del entorno apagadas, el Encuentro entre la Madre, María Santísima de la Esperanza (Sánchez Lozano),  y su Hijo, con la sola iluminación de las farolas penitenciales: momento que se aprovecha para cantar saetas o cantos pasionarios.

La otra procesión que sale de San Juan de Dios y a la que tengo el honor de pertenecer, junto a mi mujer y mis 14 hijos, es la Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociación del Santísimo Cristo de la Salud, la imagen más antigua y bella de cuantas procesionan en Murcia, y que pertenece al siglo XV, y de autor anónimo. En esta procesión destaca un paso de Nicolás Salzillo, Nuestro Padre Jesús de las Mercedes; la Santísima Virgen del Primer Dolor, de Francisco Salzillo, y San Juan Evangelista, de Roque López.

Esta hermandad procesiona en absoluto silencio. Conocida como la procesión de los estudiantes; está actualmente vinculada a la Universidad Católica San Antonio, así como a la Casa Real.

Quiero expresar mi gratitud por haber sido nombrado Padrino de Honor, con motivo del 50 Aniversario de  la Santísima Virgen del Primer Dolor en la que procesiono con toda mi familia.

En la mañana del Martes Santo, destaca la presencia por las calles de Murcia de la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que anuncian con 24 horas de antelación la famosa y antigua precisión de los “Coloraos” que tendrá lugar el Miércoles Santo. Durante la mañana, aprovechan para visitar al Santísimo Cristo de la Salud y al del Rescate.

En las lecturas de la Misa del Martes Santo, destaca el descubrimiento de Judas como traidor y las  negaciones de Pedro (Jn 13, 21-33.36-38).

Es importante que descubramos que algunas veces nos comportamos como Judas, cuando, por ejemplo, traicionamos la confianza de un amigo, de un compañero o de un hermano. También Dios puede permitir, que, en algún momento concreto, alguien actúe de Judas contra nosotros; sin lugar a dudas, si Dios lo permite, es para nuestra purificación y conversión. Recordad como Pedro, constituido por Jesucristo como cabeza de la Iglesia, lo niega por tres veces, ¿cuántas veces lo negamos nosotros? Sin embargo, Pedro reconoce su pecado y llora arrepentido. ¿Reconocemos nosotros que muchas veces negamos a Cristo?, ¿nos avergonzamos de decir que somos cristianos y creyentes?, ¿o reconocemos como Pedro nuestro pecado y nos arrepentimos de ello? No  olvidemos, como dice San Agustín, que Jesucristo me amó y se entregó por mí.

 

 

MIÉRCOLES SANTO

El Miércoles Santo, es uno de los días clave de la Semana Santa murciana, porque toda la vida de la ciudad, está pendiente de la bella y tradicional procesión de la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, popularmente conocida como “Los Coloraos”.

Se trata de la cofradía decana de la Semana Santa de Murcia, que cuenta con importantes imágenes de Nicolás de Bussy (S. XVII), Roque López (S. XVIII), González Moreno (mediados S. XX), y José Hernández (S. XX) que procesiona desde la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen y realiza un gran recorrido, tras desfilar por el Jardín de Floridablanca y pasar por el Puente Viejo o de “la Virgen de los Peligros”.

Más de 3000 nazarenos participan en la procesión y una gran cantidad de niños, delante del estandarte mayor, van a la cabeza del cortejo. En esta procesión es costumbre la entrega de caramelos así como obsequios propios de la huerta murciana. Pero destacan, sobre todo en la procesión, las bandas de música, con los carros-bocina y los tambores sordos, cuyos sonidos son familiares y entrañables para todo aquel que ha nacido a la sombra de la Torre, según nos indica D. Carlos Valcárcel Mavor, en su libro dedicado a todos los nazarenos de la Región, sobre la Semana Santa.

Al parecer, esta gran Cofradía Nazarena nace como fruto de las predicaciones de San Vicente Ferrer y el culto a laPreciosísima Sangre de Jesucristo, hace 5 siglos.

Destaca también por la mañana, el traslado de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de los Salzillos, desde el convento de las Agustinas hasta la capilla de la Cofradía. Sus mayordomos-estantes, visten esta mañana la túnica penitencial, al igual que lo harán el Viernes Santo y caminan descalzos. Son conocidos popularmente por los “Moraos”, por el color de sus túnicas.

En las lecturas de la Santa Misa del Miércoles Santo, destaca la primera, del profeta Isaías (Is 50,4-9) que se refiere al Tercer Canto del Siervo de Yavéh:

“El Señor me ha abierto el oído, y yo no me resistí,

Ofrecí mis espaldas a los que me pegaban,

Mis mejillas a los que mesaban mi barba.

Mi rostro, no esquivo insultos ni salivazos,

Porque yo ya sabía que tu habrías de ayudarme,

Por eso puse mi cara, dura como la piedra,

Pues estaba yo seguro que no quedaría avergonzado.

Si tu estas cerca de mí, si tú salvas, ¿Quién peleara conmigo?

Si tú me ayudas ¿quién me condenara?

Vosotros que teméis a Dios, escuchad la voz de su Siervo,

Y si alguno se encuentra en las tinieblas,

Ponga su confianza en Él, que se apoye en su nombre.”

 

También destaca el Salmo Responsorial (Salmo 68) que dice: “por ti he aguantado afrentas, soy un extraño para mis hermanos, porque me devora el celo por tu templo, y las afrentas con que te afrentan, caen sobre mí. La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre”.

Hermanos, se está refiriendo a Jesucristo, que nunca murmura contra su Padre. ¡Mirad como termina el Salmo! “Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias”.

 

JUEVES SANTO

En este importante día de la Semana Santa hay que destacar por la mañana el traslado del Santísimo Cristo de Santa Clara la Real, de la Cofradía del Santo Sepulcro, desde el Monasterio de Las Claras hasta la Iglesia de San Bartolomé-Santa María, sede de la cofradía. Es digno de destacar, el encuentro que tiene lugar con la Santísima Virgen de la Soledad en la plaza de Santo Domingo.

Y cuando llega la tarde, aparte de los antiquísimos cantos de auroros, que se entonan a las puertas de la Iglesia de Jesús, sede de los Salzillos, sale a la calle la Solemne Procesión de la Soledad, organizada por los Coloraos, la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Se trata de un cortejo íntimo eminentemente penitencial.

Ya por la noche, desde la Iglesia de San Lorenzo sale la Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio, la solemne Procesión del Silencio: austera procesión, que realiza su recorrido con las luces de las calles apagadas en medio de un impresionante recogimiento por parte de nazarenos y espectadores. A mi mujer y a mí nos encanta esta grandiosa procesión penitente a la que acudimos cada año tras celebrar la Santa Misa en la parroquia de San Pablo y tras la celebración del rito del lavatorio de pies con mi comunidad parroquial. Poder contemplar la belleza del Cristo del Refugio y el silencio con que lo trasladan por las calles de Murcia es algo que impresiona. Este Cristo significa mucho para mí, pues cuando era estudiante de Selectivo de Ingenieros en la Universidad de Murcia, y viviendo en la calle Agüera, todos los días que podía, me iba a rezar al Cristo del Refugio en la parroquia de San Lorenzo.

A Él me encomendaba para que me ayudara a ser un buen cristiano y me protegiera de todo peligro y de todo mal.

Quiero destacar de esta bella procesión el silencio, que solo se rompe con canticos de auroros o de corales y orfeones que entonan en honor del Crucificado, un Cristo de autor anónimo del siglo XVII. Esta gran procesión es la decana de todas las procesiones de estas características en Murcia.

El día del Jueves Santo es muy importante para todos los cristianos, pues la Iglesia celebra el día de la Reconciliación Universal o Caridad Fraterna, así como la Institución de la Eucaristía y el Sacerdocio. En este día, desde tiempos antiguos, en la iglesia primitiva y a primeras horas de la mañana tenía lugar el llamado “Oficio de Reconciliación de Pecadores”, es decir, de aquellos hermanos que habían vivido en penitencia pública durante la Cuaresma. En una celebración especial, a veces con misa, los catecúmenos arrepentidos que habían sido expulsados de la comunidad por mal comportamiento eran reintegrados en la comunidad cristiana a la que pertenecían con el fin de que pudieran celebrar la Pascua.

En la iglesia primitiva había tres pecados considerados como muy graves y por los cuales un catecúmeno era apartado de la comunidad eclesial, me refiero a la apostasía, al asesinato y el adulterio.

A los penitentes que iban a ser admitidos, el obispo, tras comprobar que verdaderamente estaban arrepentidos de sus pecados, les imponía la ceniza el Miércoles de Ceniza y durante la cuaresma tenían que cumplir con una serie de penitencias. Mientras tanto, se les asignaba un lugar para ellos en la Iglesia, y todo lo hacían con amor y alegría, sabiendo que iban a ser readmitidos de nuevo el Jueves Santo en la Comunidad Eclesial.

Las vivencias de este día de Jueves Santo, como respuesta a la Palabra proclamada en la Santa Misa, deben ser una manifestación de los pecados, que muchas veces cometemos contra la caridad y que se concretiza en un gesto fundamental en este día: El lavatorio de los pies; con el que Dios nos invita a reconciliarnos, a perdonar de corazón y a pedir perdón, cuando un hermano tenga algo contra nosotros. Yo, cuando he puesto en práctica esta palabra en mi vida, he sentido una inmensa alegría y paz. Son muchas las veces que he tenido que pedir perdón y a veces no solo a mi mujer, sino también a mis hijos cuando he sido injusto con ellos: pues Cristo en el Evangelio de San Juan, cuando nos presenta la escena del lavatorio de los pies, nos da ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo.

Cristo en el evangelio de San Juan (13,14-15) nos da ejemplo de humildad y de servicio al prójimo: “si yo el Señor y el Maestro os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis lo que acabo de hacer con vosotros”.

Hermanos: Jesucristo nos ha amado tanto que se ha hecho esclavo de todos nosotros, cargando en la Cruz con todos nuestros pecados, pues han sido nuestros pecados los que han conducido a la Cruz al Hijo de Dios. Dios nos invita a todos a través del gesto del lavatorio de pies a reconciliarnos con Dios, reconciliarnos también con el hermano.

En el día del Jueves Santo mi mujer y yo, así como nuestros hijos, aprovechamos para vivir la Santa Misa en nuestra parroquia y adorar al Santísimo expuesto en el Monumento, después de la celebración de la Misa, y dedicamos un tiempo a la oración silenciosa tras rezar las Vísperas del Jueves Santo. También es un momento muy especial para meditar sobre la Pasión de Cristo. ¡Cuánto me ha amado Cristo, que ha dado su vida por mí, para que pueda tener vida eterna y alcanzar la salvación! Como dice el Salmo 115 de la santa misa:

“¿Cómo pagaré al Señor, todo el bien que me ha hecho?”

 

 

 

VIERNES SANTO

El Viernes Santo es un día clave en la Semana Santa de Murcia, ya que en dicha jornada se desarrolla la mayor actividad nazarena, desfilan 4 Cofradías de corte tradicional, 21 hermandades, 19 pasos y miles de nazarenos, y cuenta con un patrimonio escultórico inigualable:

A las 6 de la mañana desde la Iglesia primitiva de Nuestro Padre Jesús inicia su cortejo la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, se trata de la conocida procesión de los Salzillos o Moraos.

Destacan en ella, 8 grandes pasos de Francisco Salzillo del siglo XVIII, de una belleza inigualable. El titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno, es una obra anónima de 1601 atribuida a Aguilera. Impresiona en esta solemne procesión, ver desfilar a miles de penitentes con su túnica morá, en las diez hermandades.

Yo tengo la gran alegría de ser Estante de Honor de la Dolorosa de Salzillo.

Por la tarde, desfila en segundo lugar, la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias. La conocida procesión de los Servitas data del siglo XVIII y su titular es uno de las grandes obras maestras de Salzillo. A mí me impresiona mucho, de modo particular, porque veo a una madre, la Santísima Virgen María, en su angustia ante la muerte de su Hijo querido,  reflejando en su rostro el dolor sereno de quien confía en la voluntad de Dios Padre.

 

Más avanzada la tarde, se inicia desde la Iglesia parroquial de San Bartolomé, la solemne procesión de la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, una de las más antiguas  de nuestra Semana Santa, pues data de 1570. Es la procesión oficial de la Ciudad de Murcia, pues delante de la hermandad del paso titular, desfila una representación de cada una de las cofradías y autoridades institucionales de Murcia. Cuenta con la obra del Santísimo Cristo de Santa Clara La Real de Salzillo y la Santísima Virgen de la Soledad, anónima del siglo XVII, y tres grandes imágenes de Juan González Moreno: La Santísima Virgen de la Amargura, el Santo Sepulcro y San Juan Evangelista.

 

Por último cabe destacar, por la tarde, la salida de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, la más reciente de las que desfilan el Viernes Santo, que data del año 1949, y conocida popularmente como la procesión deLos Pavos, que cuenta con un precioso Cristo titular (s.XVI) del escultor Domingo Beltrán y con un magníficoDescendimiento de José Hernández Navarro, amén de la imagen de María, Madre de Misericordia de José Sánchez Lozano.

 

Para todos los creyentes, la Iglesia celebra en este día en todas las parroquias la Fiesta de la Adoración de la Santa Cruz. No se celebra la Santa Misa y da comienzo el TRIDUO PASCUAL, que celebra según San Agustín, la Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesucristo.

 

Algunos liturgistas incluyen actualmente el inicio del Triduo Pascual, con la celebración de la Santa Misa de la Cena del Señor.

 

El Viernes Santo, es el día de la Cruz Gloriosa; por ello, el signo fundamental de esta celebración, es la Adoraciónde la Cruz, destacando de modo especial, la Liturgia de la Celebración de la Palabra y por último, el Rito de la Comunión.

 

La Liturgia de la Palabra, de la Santa Misa, da comienzo con la lectura del Cuarto Canto del Siervo de Yavéh(Isaías 52,13-53,12) que nos invita a contemplar a Jesús en la figura del Siervo. Nos dice hermanos, que su siervo tendrá éxito y crecerá mucho, y también que muchos se espantaron de él, porque con su rostro desfigurado e irreconocible, como consecuencia de cargar con todos los pecados de la humanidad, no tenía aspecto humano, ni parecía hombre.

¡Hermanos! Cuánto sufrimiento tuvo que soportar Cristo en la Cruz, para que su rostro quedara totalmente desfigurado, hasta el extremo de que no se le podía reconocer y ni siquiera mirar o contemplar. Dice que lo vimos despreciado y desecho de los hombres, como varón de dolores acostumbrado al sufrimiento y ante quien se vuelve el rostro. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores. Y fue traspasado por nuestras rebeliones y triturado por nuestros crímenes. Fijaros hermanos que el castigo que merecían nuestros pecados cayó sobre él y sus cicatrices nos curaron.

Recordad la imagen de Cristo atravesado por la lanza, cómo le atraviesan el costado y al instante salió sangre y agua. Del costado de Cristo nace la nueva Eva, nace la Iglesia y también dice, que Él cargó con todos nuestros crímenes, maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca, como cordero llevado al matadero y para colmo, le dieron sepultura con los malhechores, como si fuera un malvado, aunque no había cometido crimen alguno, ni hubo engaño en su boca. Dios Padre quiso triturarlo con el sufrimiento.

Esto es lo que ha hecho Cristo por ti y por mí, nos ha amado hasta el extremo. ¿Quién hay que de la vida por el enemigo como la ha dado Él? El enemigo somos tú y yo cada vez que pecamos, cada vez que murmuramos de la historia porque no te gusta, cada vez que juzgamos a un hermano, cada vez que transgredimos la voluntad de Dios. Sin embargo, demos gracias a Dios Padre por lo que Cristo ha hecho por nosotros y cantemos con San Pablo ¡Oh feliz culpa que ha merecido tan grande redentor! ¡Oh feliz culpa!

En este día de la Adoración de la Cruz la Iglesia nos invita a tres cosas: primero, a dar gracias por la Cruz de Cristo; segundo, a aceptar la propia Cruz y tercero, a tener confianza en la fuerza salvadora de la Cruz.

Cuando en la celebración te acerques a besar la Cruz piensa que esa Cruz que besas es tu Cruz, que en ella están tus pecados, tus envidias, tus ambiciones, todo lo que te destruye o te hace sufrir en ese momento. Cuando te inclinas para besar la Cruz que te ofrece el sacerdote, estás diciendo que aceptas tu realidad, tu historia tal y como Dios la ha permitido, con tus éxitos y tus fracasos; que los pecados que te hacen sufrir te apartan del Amor de Dios. No se trata de una celebración triste sino todo lo contrario, llena de esperanza y que nos invita a vivir seriamente el misterio de la cruz. No olvidemos que también es día de ayuno y abstinencia.

El Himno a la Cruz Gloriosa de San Pablo nos dice: La Cruz Gloriosa del Señor Resucitado es el Árbol de la Salvación; de él yo me nutro, en él me deleito, en sus raíces crezco, en sus ramas yo me extiendo.

En el hambre es la comida, en la sed es agua viva, en la desnudez es el vestido.

Angosto sendero, mi puerta estrecha, escala de amor, lecho de amor donde nos ha desposado el Señor.

En el temor es mi defensa, en el tropiezo es fortaleza, en la victoria es mi corona, en la lucha ella es el premio.

¡Verdad que es una maravilla este canto!

San Pablo nos recuerda, que los cristianos, estamos llamados a completar en nuestra carne la Pasión de Cristo. Hermanos no hay cristianismo sin Cruz, ésta es imprescindible para nuestra salvación.

Dice el Eclesiástico, cap. 2:

“Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.

Endereza tu corazón, mantente firme,

y no te angusties en tiempo de adversidad.

Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y se paciente en las humillaciones.

Pues así como el oro se purifica con el fuego, los que quieran agradar a Dios con el honor de la humillación; confía en él y él te ayudará;

Endereza tus caminos y espera en él.

Los que teméis al Señor, aguardar su misericordia y no os desviéis,

no sea que caigáis.

Los que teméis al Señor, confiad en él, y no faltará recompensa.

Los que teméis al Señor, esperad bienes,  gozo eterno y misericordia”.

 

 

SÁBADO SANTO

La jornada pasional del Sábado Santo se inicia a las cero horas, con una austera procesión, la de Retorno del Calvario, que sale de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y que pertenece a la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

A primera hora de la tarde, desde la Iglesia de Santa Catalina, desfila la procesión de la Virgen del Rosario en sus misterios, cuyo paso, del escultor alicantino Ramón Cuenca, es nuevo este año. Pertenece a la Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad.

Y avanzando la tarde, desde la Iglesia de San Juan de Dios, tiene lugar la procesión de la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en Su Soledad, que cuenta con unos titulares de gran antigüedad: El Santísimo Cristo Yacente, de Diego de Ayala (1574), y Nuestra Señora de la Luz en Su Soledad, de autor anónimo del s. XVII. Es la única procesión que no cuenta con acompañamiento musical alguno, ni siquiera tambores, totalmente silenciosa y que da paso a la exultante jornada del Domingo de Resurrección.

El Sábado Santo, el Gran Sábado como lo llaman los cristianos de Oriente, es un día especial para que meditemos después de rezar el Oficio de Lectura, sobre el descanso de Jesús en el Sepulcro y sobre el descenso de Jesús a los Infiernos. Es un día de recogimiento en la paz y en la espera.

En este día, la Iglesia, uniéndose espiritualmente a María, permanece en oración junto al sepulcro, donde el cuerpo del Hijo de Dios yace inerte. Es el día del gran silencio, en el que se nos invita a los cristianos, a mantener un recogimiento interior, para prepararnos mejor a la Vigilia Pascual.

Una homilía antigua sobre el Sábado Santo dice: ¿Qué es lo que sucede hoy? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida porque Dios se ha dormido en la carne. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo. A ti te digo: “Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”.

Himno: Sola a solo.

VIGILIA PASCUAL

 

Comenzada ya la noche del Sábado, aproximadamente sobre las diez, tiene lugar la celebración más importante para la vida cristiana; se trata de la Gran Vigilia Pascual, que todos los cristianos estamos llamados a vivir de manera rigurosa y profunda, ya que la Resurrección es el fundamento y el centro de la fe cristiana. Podemos asegurar que la celebración de la Vigilia Pascual es la máxima culminación del año cristiano.

Según una antiquísima tradición, esta es una noche de vela en honor del Señor (Ex12.42). Cabe destacar en esta gran celebración, el rito inicial con el Lucernario y el canto del Pregón Pascual, la liturgia de la Palabra, la liturgia del Bautismo y la liturgia de la Eucaristía, que es la más solemne del año y la más importante.

¿Qué celebramos en esta Gran Noche? Que Cristo ha vencido a la muerte y del infierno reina victorioso. Así como el pueblo judío celebra la salida de la esclavitud a la libertad, nosotros celebramos con Cristo el paso de la muerte a la vida. Esta es la gran noticia: ¡Cristo Jesús ha resucitado! y ha sido constituido Señor y Kyrios, Espíritu vivificante, que da vida. ¡Jesús es la plenitud de la salvación! En Jesús, Dios acaba de dar su última palabra al hombre. ¡Jesús vive!, ¡el sepulcro está vacío!, ¡Cristo ha resucitado! dice el presidente de la asamblea y contestamos todos: ¡Verdaderamente ha resucitado! Nosotros sabemos que está vivo porque hemos experimentado su resurrección en nuestra vida.

Por eso preparémonos para vivir con alegría la Vigilia Pascual de este año, que es totalmente nueva y diferente a las anteriores, con el deseo de que Dios no pase de largo sin detenerse en nuestra vida y podamos llenarnos de Él.

 

 

 

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Murcia, cierra su Semana Santa, con la colorista y alegre procesión de la Real y Muy Ilustre Archicofradía de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado, conocida como la procesión de los blancos. Se trata de la cofradía que más pasos saca en la Semana Santa, un total de 11, y sale desde la Iglesia parroquial de Santa Eulalia. Destacan en esta procesión una gran cantidad de bandas de música tras los tronos, interpretando marchas triunfales y pasodobles, así como la presencia delante de la procesión de la figura del Demonio encadenado, por niños-ángeles, que simbolizan el triunfo de la luz sobre las tinieblas, miles de niños se dan cita en las calles para asistir a la procesión.

De este modo, la Archicofradía de Nuestro Señor Resucitado, pone broche de oro a toda la Semana Santa Murciana, haciendo presente con una gran explosión de júbilo y alegría, que Jesucristo, el Hijo de Dios, estaba muerto pero ¡ha resucitado!

Con esta procesión llena de colorido y luz, finaliza la Semana Santa de Murcia.

No quiero terminar este pregón, sin tener presente las palabras que S.S. el Papa Francisco, el Papa de los pobres, dirige a los cardenales en su homilía del pasado jueves 14 de marzo, en la que nos recuerda que Cristo en esta Semana Santa, nos llama: por un lado, a caminar en la presencia del Señor; por otro, a edificar la Iglesia de Cristo, y por último, a confesar a Jesucristo, pues la Iglesia que no anuncia a Jesucristo, puede convertirse en una ONG, “cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, del demonio”, pues “el que no reza al Señor, reza al diablo”.

Nos recuerda el Papa Francisco, que “nosotros somos como el pueblo de Israel, que por un lado quiere oír a Jesús; pero por otro, nos gusta apalear a los demás, condenar a los demás”.

También nos dice en su homilía del domingo 17 de marzo, dirigida en la Parroquia de Santa Ana, que “el Señor no se cansa de perdonar; somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón”.

Por tanto, todos los que estamos aquí presentes, estamos llamados a ser portadores de la luz de Cristo en medio de este mundo, en el que muchos viven en la oscuridad, porque no le conocen.

Deseo de todo corazón que la luz de Cristo Resucitado brille en nuestros corazones durante estas fiestas de Semana Santa. Muchas gracias. ¡Viva la Semana Santa de MURCIA!

 

 

 

José Luis Mendoza Pérez

Pregonero de la Semana Santa de Murcia 2013

 

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