Biografía del escultor Juan Dorado Brisa
Nació en
Valencia en 1874, y estudió en la Academia de San Carlos de la misma ciudad. Fue
discípulo particular de Vicente Marco, y trabajó muchos años en Murcia atraído
por el ambiente y la atmósfera artística de esta tierra, dónde estableció
primeramente su taller en la calle Zambrana, se trasladó más tarde a la calle
Cáscales, y por último a la calle de la Reina., mientras se dedicaba a la
enseñanza como profesor de la Academia de Bellas Artes.
Acudió a Murcia por primera vez atraído por el concurso que
convocó la Cofradía del Santo Sepulcro para ejecutar el trono y los cuatro
ángeles del paso del Entierro de Cristo en 1896, cuyo paso “gustó
extraordinariamente por la original idea llena de efectista poesía, más que por
la deficiente ejecución, visto en conjunto el paso en su marcha procesional
iluminado con brillantez, destacando la variedad de alas de sus ángeles sobre
las tristes sombras de la noche de Viernes Santo, no puede negarse que produce
un fantástico efecto.”, según el prestigioso historiador Baquero Almansa.
Añadir que el trono se realizó en estilo egipcio, descubriendo en la parte
superior un ángel de tamaño natural que sostenía una cruz y corona de espinas,
mientras los otros tres ángeles contemplaban a Cristo muerto. Percibió tres mil
pesetas por el encargo, y estuvo expuesto en la calle de Cervantes número 27,
cuando llegó a Murcia el 30 de marzo con objeto de armar el paso, cuyo montaje
comenzó el 1 de abril.
Entre otras impresiones, Pérez Sánchez calificó el paso como
“Curiosa composición, donde con un criterio entre romántico y pre-rafaelista,
unos ángeles de caligráficas alas, levantan la tapa del sepulcro, descubriendo
el Cristo Yacente”.
En marzo de 1897, muestra en su taller de la calle Zambrana
una preciosa imagen del Corazón de Jesús ya terminada, para la Iglesia de Santa
Eulalia.
Curiosamente, en mayo de 1900, se produce un robo sacrílego
en la Iglesia de Santo Domingo, cuya víctima es la imagen del Niño Jesús que
tenía en los brazos a San Estanislao. En la nota de prensa se suplica que si se
hallara la imagen la devuelvan al escultor Dorado, que tiene su taller en la
calle del Licenciado Cascales. Aunque un año más tarde, en 1901, el artista se
traslada una vez más a la calle de la Reina.
Debido al éxito alcanzado, la Archicofradía de la Sangre
decide encargarle el paso del Lavatorio, cuyo boceto es presentado a la Junta de
la Cofradía en 1902, el cual constaba de trece figuras de tamaño algo mayor que
el natural.
La Archicofradía estrena el paso en el año 1904, sustituyendo
el antiguo del escultor Baglietto, realizado en 1840 y que estaba compuesto
solamente por las dos esculturas de Jesús y San Pedro. En este paso figuraban
todos los apóstoles, con una longitud de 4’25 metros. Dorado realizó una obra
impresionante, con trece esculturas que representaban el momento en que Jesús se
dispone a lavar los pies a San Pedro, que se encontraba arrodillado y con la
cabeza inclinada sobre el pecho, mientras San Juan atándose la sandalia volvía
la cabeza mirando a Jesús. Lo más logrado a juicio del estudioso José Martínez
Tornel, era la cabeza de San Juan, que sin imitar al de Salzillo, era a la vez
joven y hombre.
Conjuntamente a las descripciones y distintas declaraciones
en prensa, la posibilidad de poder admirar la fotografía del paso destruido,
proporciona ciertas dudas aunque también certezas en cuánto al hecho de
calificarlo como una gran obra de Dorado por su composición y originalidad, ya
que la disposición de todos los apóstoles sobre la mesa en distintas actitudes y
la fortaleza de sus rostros reflejaban su dedicación y buen hacer, destacando
sobre todo el grupo las imágenes de Jesús, Pedro y Juan. Por desgracia, fue
destruido en Julio de 1936.
Su paisano Mariano Benlliure que apreciaba su arte, deseó
trasladarlo a Madrid, pero casado y con numerosos hijos no quiso salir de
nuestra ciudad, ya que también era muy acreditado en su profesión.
En 1905, realiza la imagen del protagonista de este ejemplar,
San Juan Evangelista, calificado como su obra cumbre; siendo en la actualidad de
las pocas obras que se conservan, junto a San José de Santa Catalina.
En 1906, talla el grupo de San Francisco abrazando a Cristo
en la Cruz, por encargo de los Padres Franciscanos, inspirado en un cuadro de
Murillo que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. También fue
destruido pero en esta ocasión en un incendio revolucionario de 12 mayo de
1.933. Hoy en día existe una copia muy bien ejecutada por el recientemente
fallecido escultor Sánchez Lozano.
Algunas obras dirigidas a particulares, como placas
conmemorativas, bajo-relieves e imágenes completaron la obra de este gran
escultor.
Luchó por no caer en la influencia de copiar el arte Salzillo, y hubiera sido un
gran escultor de no morir tan joven. El 1 de noviembre de 1907, cuando se
dirigía a Manises, camino de Paterna a Valencia, cayó el coche en que viajaba
sobre las vías del tren y este lo destrozó cuando apenas contaba treinta y tres
años. La prensa murciana informaba del trágico suceso como “el Diario Murciano”
que titulaba El Escultor Dorado. Muerte de Don Juan Dorado. También se hizo eco
el otro periódico murciano “El Liberal” con Desgracia en Valencia.
Por desgracia para las bellas artes murió el escultor de
mayor creatividad en sus representaciones armoniosas desde la desaparición del
maestro Francisco Salzillo en la ciudad de Murcia.
Antonio Barceló López