VÍA CRUCIS

 

PRIMERA ESTACIÓN

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Se besa la tierra y después se dice:

Considera, alma perdida

Que en aqueste paso fuerte

Dieron sentencia de muerte

Al redentor de la vida.

 

Considera, alma, en esta primera estación, que es la casa de Pilatos donde fue rigorosamente azotado el redentor del mundo, coronado de espinas y sentenciado a muerte.

Respondese: Alabado seáis mi Dios.

 

¡Oh suavísimo Jesús! Que quisiste ser tenido como vil esclavo delante del sacrílego pueblo, esperando la sentencia de muerte que contra Ti daba el tirano juez: suplicote, Señor Mío, que por esta mansedumbre tuya mortifique yo mi soberbia, para que sufriendo con humildad las afrentas de esta vida, logre gozarte en la Eterna Gloria. Amén.

 

Después se dice: Bendita y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, y los Dolores de su Bendita Madre. Amén.

 

(Así se dice en todas las demás estaciones sin deferencia alguna).

 

SEGUNDA ESTACIÓN

(consta de 21 pasos que hasta ella anduvo el Señor)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Pecador, mira a Jesús

Con la Cruz que le has cargado,

Que te dice lastimado:

Tus pecados son mi Cruz.

 

Considera, alma, en esta segunda estación, como es el lugar donde a nuestro amado Jesús le pusieron en sus lastimados hombros el grave peso de la Cruz.

 

¡Oh Rey Supremo de los Cielos! Que sufriste ser entregado a la voluntad de los Judíos para ser cruelmente atormentado, y recibiste el grave peso de la Cruz: Ruegote, pues, Señor, tome gustoso la Cruz de la penitencia, para que te vea siempre en el Cielo. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

TERCERA ESTACIÓN

(Consta de 80 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

El que a los cielos crió

Y a la tierra de dio el ser,

Por tu amor quiso caer

Al tercer paso que dio.

 

Considera, alma, en esta tercera estación, como es el lugar, donde caminando el Señor con la Cruz acuestas, gimiendo y suspirando, cayó en tierra, y debajo de la Santa Cruz.

 

¡Oh amabilísimo Jesús! Que fatigado con la cruz te obligó a caer en tierra el grave peso de ella, para que conociésemos la gravedad de nuestros pecados figurados en este madero: Ruego a tu clemencia Divina que me levante de la culpa, y que este siempre firme en el cumplimiento de tus mandamientos. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

CUARTA ESTACIÓN

(Consta de 60 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En este sitio sagrado

La Madre más excelente

Con dolor muy vehemente

Abraza a su Hijo amado.

 

Considera, alma, en esta cuarta estación, como es el lugar donde caminando el Señor con la Cruz acuesta se encontró con su Santísima Madre, triste y afligida en la Calle de la Amargura.

 

¡Oh Señora, la más afligida de las mujeres! Por el cruel dolor que traspasó tu corazón mirando a Jesús, Tu Hijo, afeado su rostro, denegrido su cuerpo y hecho oprobio de los hombres: Te ruego, Madre afligida, que pues fui la causa de tus dolores, los llore amargamente. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

QUINTA ESTACIÓN

(consta de 71 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Por cumplir su mal deseo,

Aquella perversa gente,

Dan al Cordero inocente,

Por su ayuda un Cirineo.

 

Considera, alma, en esta quinta estación, como es el lugar donde alquilaron a Simón Cirineo para que ayudase a llevar la Cruz a nuestro redentor, temiendo no se les muriese en el camino por el peso grande de la Cruz.

 

¡Oh amantísimo Jesús! Pues por mi amor llevaste la muy pesada Cruz, y quisiste que en persona del Cirineo te ayudásemos a llevarla: Te suplico, Señor, me abrace con la Cruz de la abnegación de mí mismo, para que siguiendo tus pasos consiga los Eternos Gozos. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

SEXTA ESTACIÓN

(consta de 101 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Imita la compasión

De la Verónica y su manto

Si de Cristo el Rostro Santo

Quieres en tu corazón.

 

Considera, alma, en esta sexta estación como es el lugar donde salió la Mujer Verónica, que viendo al Señor fatigado y su rostro oscurecido con el sudor, polvo, salivas y bofetadas que le dieron, se quitó un lienzo con que le limpió.

 

¡Oh hermosísimo Jesús! Que siendo afeado tu rostro con las inmundas salivas, te limpió el sudor aquella piadosa mujer con las tocas de su cabeza, y quedó impreso en ellas: Te suplico, Señor, que estampes en mi alma la imagen de tu Santísimo Rostro, y me des tu favor para conservarla siempre. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

SÉPTIMA ESTACIÓN

(consta de 333 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

La gravedad de tu ofensa

Segunda vez con exceso

Rindió a tierra con el peso

A la majestad inmensa.

 

Considera, alma, en esta séptima estación, como es el lugar de la puerta judiciaria, donde cayó el Señor segunda vez por habérsele hecho en el hombro una llaga muy grande y mortal.

 

¡Oh Santísimo Jesús! Que por la fatiga grande de tu delicado cuerpo, caíste segunda vez con la Cruz; te suplico, Señor, me hagas conocer el inmenso peso que tienen mis pecados, y dame tu gracia, para que no me arrastren a la Eterna Pena. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

OCTAVA ESTACIÓN

(consta de 348 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Abrasado en caridad,

Aquí dijo el sumo Bien:

Hijas de Jerusalén,

Sobre vosotras llorad.

 

Considera, alma, en esta octava estación, como es el lugar donde unas piadosas mujeres, viendo al Señor que le llevaban a crucificar, lloraron amargamente de verle tan injuriado.

 

¡Oh Maestro Soberano! Que viendo a las piadosas mujeres que se dolían de tus trabajos, las enseñaste a que llorasen por sí y por sus culpas: concédeme, Señor mío, que con fervorosas lágrimas de contrición lave mis pecados, para que esté siempre en tu amistad y gracia. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

NOVENA ESTACIÓN

(Consta de 171 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Pecador, anda advertido,

Pues llevando tu pecado

Mira como me has cargado,

Que tres veces he caído.

 

Considera, alma, en esta novena estación, como es el lugar donde cayó el Señor tercera vez en tierra, hasta llegar con su santa boca al suelo, y queriéndose levantar no pudo, antes volvió a caer de nuevo.

 

¡Oh benignísimo Jesús! Que sufriste atropellaran tu divina persona, con que te hicieron tercera vez dar en tierra con la cruz, suplicote, Dios mío, que sufra las injurias de mis enemigos, y que teniendo paciencia en mis trabajos, te goce en los contentos eternos. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

DECIMA ESTACION

(consta de 18 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Aquí, desnudo y sangriento,

Cristo la mirra gustó

Y el beberla rehusó

Por no aliviar su tormento.

 

Considera, alma, en esta décima estación, como es el lugar donde habiendo llegado el Señor al monte Calvario, le desnudaron y le dieron a beber vino mirrado con hiel.

 

¡Oh pacientísimo Jesús! Pues sufriste te quitasen tus vestiduras, quedando desnudo delante de todos: Te ruego, Señor, por estos dolores, y por él que sentiste cuando te ofrecieron el vino mezclado con hiel, que no beba yo los deleites que, mezclados con hiel de culpa, me ofrece el mundo.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

UNDÉCIMA ESTACIÓN

(Consta de 18 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Aquí fue en la cruz clavado,

Rotas sus manos y pies;

Pecador que así lo ves,

¿Cómo abrazas el pecado?

 

Considera, alma, en esta undécima estación, como es el lugar donde fue clavado el Señor: y oyendo su Santísima Madre el primer golpe de martillo, quedó como muerta de dolor, y le volvieron a poner la corona de espinas con gran crueldad y fiereza.

 

¡Oh clementísimo Jesús! Pues sufriste ser extendido en la cruz, y que clavasen tus pies y manos en ella: te ruego, Señor mío, que por tu inefable caridad, no extienda yo mis pies y manos a maldad alguna, sino antes viva crucificado en tu santo servicio.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

DUODÉCIMA ESTACIÓN

(Consta de 14 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Ni los clavos ni el madero

Me tiene aquí clavado,

Sino solo tu pecado

Y lo mucho que te quiero.

 

Considera, alma, en esta duodécima estación, como es el lugar donde, ya crucificado el Señor, le dejaron caer de golpe en el agujero de una peña.

 

¡Oh divino Jesús! Que crucificado entre dos ladrones fuiste levantado en alto a vista de todo el mundo y padeciste tormentos insufribles: ruégote, Señor mío, que sanes mi alma, y que sólo a Ti ame, a Ti quiera y por Ti muera. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

DECIMATERCERA ESTACIÓN

(Consta de 25 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Aquí a Cristo desclavaron,

Y en los brazos de su Madre

La misma hechura del Padre

A la Virgen le entregaron.

 

Considera, alma, en esta decimatercera estación, como es el lugar en donde José y Nicodemus bajaron el Santo Cuerpo de la cruz, y lo pusieron en brazos de la Santísima Virgen.

 

¡Oh Madre de Misericordia! Por aquellas penas que padeciste cuando pusieron a tu amado Hijo en tus brazos y fue ungido por Ti: te suplico me alcances un grande dolor de haberle ofendido, y compasión de tus muchas penas. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

DECIMACUARTA Y ULTIMA ESTACIÓN

(Consta de 20 pasos)

Adorámoste, ¡oh Jesucristo! Y te bendecimos; pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Pecador, detén tu afán,

Que en este sepulcro yace

Dios Hombre, que satisface

Por el pecado de Adán.

 

Contempla, alma, en esta última estación, como es el lugar en donde la Virgen María, Señora nuestra, puso el cuerpo de su querido Hijo en el Santo Sepulcro.

 

¡Oh purísima Señora! Por la grande pena que recibiste cuando quitaron de tus brazos a tu soberano Hijo y le pusieron en el Santo Sepulcro: te suplico me alcances de su Divina Majestad ablande mi duro corazón, y coloque en él un amor grande, para amarle y servirle. Amén.

 

Padrenuestro y Avemaría y lo demás advertido en la anterior estación.

 

Después se dice: Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Redentor Jesucristo y los dolores de su Santísima Madre. Amén.

 

 

 

Este Vía Crucis está copiado del siguiente libro:

 

LIRIO CELESTE

Colección de Prácticas Piadosas y Devotas Oraciones para la Santificación de las Almas. 

(MILAN G. MAURI Y C., C/ vigentina, 54)

 

Aprobado por: LA REV.ma CURIA ARZOBISPAL DE MILAN

 

Bergamo, 1895.

Enviado por PenitenteCaridad


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